Un hecho al que se enfrentan quienes tienen la responsabilidad de suministrar agua para riego y para consumo humano e industrial, de controlar los efectos de las nundaciones, y de generar energía eléctrica, es una oposición creciente a la construcción de presas. Ello se debe en gran parte a los daños que estas obras pueden causar y a no haber tomado en cuenta, en forma consciente, justa y responsable, los reclamos de las personas afectadas, los efectos sociales y los daños al medio ambiente y a los ecosistemas. Aquí se describen algunos beneficios, los cuales son poco conocidos, aun por las personas que los reciben, así como algunos impactos negativos derivados de la construcción de las presas. El conocer y reconocer los efectos perjudiciales permitirá evitar o reducir las causas que los originan. Esto ya se ha estado haciendo en algunos proyectos en las últimas décadas, aunque deberá extenderse a todas las nuevas grandes presas que sean construidas.

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