A principios de la década de los ochenta, Chile adoptó un nuevo Código de Aguas cuyo objeto central fue fortalecer la propiedad privada, limitar el rol del Estado en la gestión del agua y generar un mercado del agua bajo el supuesto de que ello promovería la inversión privada y llevaría a la eficiencia en la asignación del agua. Estas reformas, especialmente las tendentes a la creación de un mercado del agua, han despertado gran interés en todo el mundo. En algunos países, los anteproyectos de leyes de aguas escogidos para ser debatidos han sido una copia casi fiel del Código de Aguas de Chile de 1981 (en adelante, el Código). Sin embargo en su difusión se menciona rara vez, si alguna, los problemas que su aplicación ha provocado, como tampoco el amplio debate que existe en Chile en relación a las propuestas para modificarlo. El presente artículo analiza las principales lecciones de la experiencia de Chile en materia de mercados del agua. Se basa en tres estudios realizados por la División de Recursos Naturales e Infraestructura de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) sobre el tema (Dourojeanni y Jouravlev, 1999; Lee y Jouravlev, 1998; CEPAL, 1995).

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